lunes, 20 de diciembre de 2010

Microliteratura V

Ya fue, quemé todo lo que quedaba en el archivo.
Fumenlo de a secas cortitas.


El tesoro


-Wow, ¿qué es eso?-
-Nada, es solo un...- y lo guardó


De manos



Me refriegan sobre sus cuerpos esperando suavidad, para luego encerrarme en un frasco como si fuera mayonesa. ¡Ya no respetan siquiera el hecho de que sea importada!




Decepción


Se rió. No era un chiste.



Cansado III


Me mudo. Ya no banco al humo. Desde que llegó no me deja fumar tranquilo.


Cansado II


Tomando una taza de té, salté. Llegué al cielo. Desde abajo protestaban y bajé. Después de haber conocido el cielo, no me gustó lo que vi. Al poco tiempo volví arriba: sin darle importancia a las quejas, logré vivir más feliz.


Cansado I


-¿Cuánto sale una vida?- pregunté.
El vendedor me contestó. Salí. Está tan caro vivir que preferí seguir como estaba



Cansado IV


Estaba todo demasiado iluminado cuando descubrí que a mi alrededor sólo había sombras. Frías y oscuras, éstas me trataban como si no fuera como ellas. Era coherente, no era una sombra y tampoco quería serlo.
Me senté en un rincón y los sombríos susurros se convirtieron en gritos en mi cabeza. Ya no los aguantaba. Fue por eso que decidí tomar una siesta.
Soñaba que las sombras se aclaraban, se embellecían. Pero demasiado. Brillaban demasiado. Yo, en cambio, me sentía opaco. Quizá haya sido por la luminosidad de las sombras, quizá porque realmente me estaba opacando.
Cuando desperté estaba solo. El cuarto vacío. Me sentí, dentro de todo, bien. Era lo que quería.
Unos días después, la alegría se había desvanecido. Creo que incluso yo me había desvanecido. Intenté cerrar nuevamente los ojos, pero no iban a darme nunca más otra oportunidad




No hay comentarios:

Publicar un comentario