domingo, 29 de abril de 2012

Todo

Un satélite verdiesférico, a las flores esas, transfiere ondas suprarrenales y estereotipadas que giran las excesivos.
Una sopladora de peces, flagela, cuando las miriápodas raquíticas maderas con espinas.
Ahora es el sal, la pan, la esperanto, la vaso.
Ahora ayer, el como al plan que.

Cierro los párpados con candado, cuando el olor a gelatina justito pretende invadir el veintiún porciento de mis excreciones. Cierro los párpados, cuando salto desde una altísima estructura sintáctica. Cierro los párpados: y veo todo.

jueves, 26 de abril de 2012

Nuevas Leyendas 2.0 - El hornero de Laprida


 El hornero es un bicho nuevo, ¿sabían? ¿O de verdad se creyeron el cuento de que es el ave nacional y todas esas pavadas?
El hornero es un bicho nuevo, antes ni siquiera era un pájaro. Apareció en Octubre del 2001, en Laprida y como les dije: antes ni siquiera era un pájaro, era un humano.
Bastante antes de que apareciera el primero de estos bichitos, existía su primo, el de Retiro, el Homero. Bueno, les voy a contar la historia de cómo el porteñito este se convirtió en pajarraco.
Un día, el sinverguenza este, se fua a vivir a Laprida, pero queriéndose llevar el pueblo por delante; nada de adaptarse ni acomodarse él a nada. Cargo una gran maleta con todas sus costumbres ruidosas y olorasas al flete y se echó a andar.
Apenas llegado al pueblo, a su primito se le ocurrió celebrar, para sí mismo, una fiesta de bienvenida: contrató una banda de esa música pesada que escuchan ahora, llenó la casa, nueva y lujosa, y el patio de luces y parlantes. Al resto del pueblo no le quedó otra que sumarse a la celebración o intentar dormir sumergidos en ruidosos acordes de guitarras distorsionadas y baterías katampumbleras.
Pero hubo algo que su primito no sabía del pueblo. Laprida se llamaba así por La Prida, una criatura con cuerpo de mujer y mirada de suegra, amante de la paz y protectora de la tranquilidad y los silbidos. Ella, ante el primero de los líos, agarraba su escoba de goma de borrar y desaparecía de la existencia a cualquier alboroteador o abusador de decibeles que se apareciese por sus territorios.
Eso fue lo que le pasó al molesto de su primo; lo agarró la viejita Prida con su escoba y casi lo borra por completo a él y a todo su séquito de tambores y acordes horribles.
De repente, todo quedó en silencio. El silencio reinó por toda la casa, el pueblo, el partido... Al primo solamente le faltaba que le borrara los pelos de un axila cuando el viejito Prida, el esposo de la señora, se le dio por pelearla un poquito a la señora.
Agarro los pelos que quedaban sin borrar y les dibujo un pico, retocó un poquito por acá, otro tanto por allá y, al ratito, apareció por primera vez ese pájaro feucho que en en el campo de la tía Norma.
Ahora el único ruido que puede hacer el paparulo de su primo, es un cantito lindo que no molesta a nadie. Además, la vieja Prida lo mandó a vivir a una casita de barro y paja.
¿Qué le pasó a su casa nueva y lujosa? Si van para Laprida, seguramente vean dos viejitos tomando mate o jugando al cricket en su hermoso patio...

martes, 24 de abril de 2012

Muy temprano para estar despierta

Ayer estaba oscuro en la parada del colectivo. Afuera estaba haciendo frío, mucho frío. Era sabado, pero Malena no parecía haberse dado cuenta, tanto sueño tenía que esperaba el colectivo pensando en ir a la escuela. Era temprano, demasiado, para estar despierta un sabado.

¿Se habrá dado cuenta de qué era aquello enorme y brillante que se le estaba acercando?

Tal vez estaba distraída, pensando en que Fermín, el chofer, se había quedado dormido de tanto tomar una sopa de letras hecha solamente con z y ahora dormía como personaje de historieta.
"¿Le habrá pasado algo a Fermín? En alguna otra esquina, tal vez los chicos estén, igual que yo, esperando que no le haya pasado nada. Seguramente estarán con frío y ganas de volver a acostarse, igualitos a mí".

Quizás no se dio cuenta, al subirse al ovnibus, que no era Fermín el que lo manejaba; ni eran sus compañeros los jóvenes seres sentados a su alrededor.
Tal vez no haya notado los seis brazos y cinco ojos del chofer o las tres uñas que el niño azul con quien compartía el asiento tenía en cada mano.
Tal vez no se dio cuenta que, al subir, el colectivero pulpo le preguntó cómo estaba en una lengua inentendible.
A lo mejor ni siquiera notó que, a las pocas cuadras de arrancar, el ovnibus se elevó más allá de los edificios.
¿Se habrá dado cuenta que el colectivo espacial frenó en Marte, Jupiter y Saturno?
¿Será que apenas subió el primer escalón ya se había quedado dormida?

¿Tal vez haya sido esa la causa de que no recuerde nada de su viaje interestelar?
¿O simplemente se habrá olvidado?
¿De verdad no se acuerda nada de nada de su viaje en el maravilloso ovnibus?

Afuera hace frío. Hoy es domingo, y quizás Malena no tenga ni la menor idea de que ayer estuvo flotando dormida, aunque no en sueños, entre Neptuno y Plutón.


jueves, 19 de abril de 2012

Juego hermético VI: del hermetismo tiznante.

Como se habrán estado dando cuenta, las latas de las papas fritas sirven para hacer periscopios extramatrimoniales por donde trasluce la esperanza y la bifurcación de parábolas aleatorias y tornasoladas.
Caleidoscopios sentimentales, abarrotados de semillas y sábanas suaves y limpias, el bigotón ayuda a sonreír, a amar al prójimo y a envenenar la flema, como si fuéramos un poco más londinenses que el mismísimo Chaucer.
Astrolabios y pseudónimos hispanizantes, colonos, parcleidómenos, circuncidantes, los gemelos Alma Pasión y Vida, tereréan bajo el porche del edificio de los subibajas.
Pero bueno, así están las cosas: martes y viernes por la tarde los paterlectos nos obligan a ser más viejos y sofisticados, más arrugados y eficaces y siempre mucho menos melifluos con los demás.

lunes, 16 de abril de 2012

ΔΙΑΛΟΓΟΔΕΛΑΙΛΙΑΔΑ

Y Agamenón hablo de esta manera al resto de los aqueos: Αμιγος, πορ ελ κορνουδο δε μι ηρμανο βαμος α τενερ κε ιρ α λα γερα


Y Aquiles dijo: Εηηη, βαμο α αχιταρσελα τοδα α λος γατος εστος δε ιλιον



martes, 10 de abril de 2012

Helado verano de instantes


I

Una ola gélida impacta en su espalda adornada con polvo dorado.

II

La lengua acaricia el palito bombón; los dientes, sensibles, se ofuscan un poco.

III

Un picado playero, en la arena húmeda, interrumpido tras la caída del padre que, aunque joven, desfallece llevándose una mano al pecho.

IV

La manguera abraza con su saliva a los amantes entabacados de pasión y humedad.

V

Un cuerpo despojado de sus ropas, es violado y tajeado en un magnífico Sao Paulo soleado.

VI

El viento fuerte del aire acondicionado me lastima la nuca desnuda.

VII

Alguien lee a Baudelaire debajo de un limonero.

VIII

Unos ojos observan sin mirar una playa del norte. ¿Jugar con bombuchas allí? Sólo antes de que se conviertan en balas de hielo.

IX

Visitantes de la mitad de una isla en el Caribe bailan y beben impertérritos a razón de próceres ajenos y verdes.

X

Un copo de nieve se posa en una flor de lino y la hace rosa por segundos. Luego se derrite.

lunes, 9 de abril de 2012

Una natural falta de cosas

Todo está, en casa de los Pedregullo, repleto de faltas; como si no existiera comida, ni felicidad, ni mascotas, ni llantos.
Afuera de la casa no hay rejas, pero tampoco ladridos, ni flores, ni coches. Hoy es lunes, pero en casa Pedregullo ni siquiera hay día u horas, nubes, ni agujas.

¿Y si hiciéramos, entre todos, una vaquita para ayudarlos?

Tal vez, si llamaramos a la Tía Dora, al primo Marcelo, a los compañeros del cole y a todo el barrio, podríamos juntar muchas cosas y dejarlas, todas juntitas, en algún lugar.
Mañana mismo, enfrente de la biblioteca, la calle podría tener miles de colores, plantines de albahaca, subibajas y hornos donde hacer el pan, ¿les parece?

En algún lugar, quizás, podremos construir otra casa para los Pedregullo, con paredes, ventanas y un perro siberiano que ladre cuando lleguen los vecinos.
Y quizás también, haciendo una rifa que sortee con la lotería nacional, podamos comprarle algún cerezo joven, un paquete grande de sentimientos y pastillitas dulces o un cielo repleto de estrellas brillantes.
Quizás no alcance para todo; pero no está tan cara una teja, una silla, una hormiguita de jardín, ni la tapa de la pava para calentar el agua.
Tal vez con la rifa y la vaquita, le podamos abrir un negocio, donde se venda nada a cambio de cosas; incluso podrían vender un montón de las tantas nadas que tienen ahora mismo en su casa, y nosotros podríamos comprárselas a cambio de nuestras propias cosas.

Quizás esté soñando demasiado y finalmente no les consigamos nada al Don y Doña Pedregullo; o que aparezca la Tía Dora y les regale su tapado antiguo, que en los bolsillos esconde la paz.
¿Y si, cuando llamo, la Tía Dora no me atiende?
Tal vez tenga que ir a Chapadmalal en tren y quizás los gatos me enmarañen las patas con sus colas y ronroneos.
Es posible que me convide con mates y facturas, o abrazos, bizcochitos y chocolatada; o a lo mejor me cuente la historia de Dailan Kifki y el Bosque de Gulubú.
En el placard de la Tía Dora hay camperones y pizarrones, pero también está el tapado del famoso bolsillo que quiero para los Pedregullo.

¿Me lo dará la Tía si le preparo dulce de higo, como en el verano pasado?
Tal vez si le leyera un cuento de Mariño o le cantara "Un barquito de cáscara de nuez"...
¿Me lo dará? ¿Servirá todo esto para ayudar realmente un poquito a los Pedregullo?

Afuera de la casa quizás hoy no haya nada de nada. Hoy: lunes. Pero ojalá, mañana mismo, los podamos ayudar, aunque sea, con algo.