martes, 24 de abril de 2012

Muy temprano para estar despierta

Ayer estaba oscuro en la parada del colectivo. Afuera estaba haciendo frío, mucho frío. Era sabado, pero Malena no parecía haberse dado cuenta, tanto sueño tenía que esperaba el colectivo pensando en ir a la escuela. Era temprano, demasiado, para estar despierta un sabado.

¿Se habrá dado cuenta de qué era aquello enorme y brillante que se le estaba acercando?

Tal vez estaba distraída, pensando en que Fermín, el chofer, se había quedado dormido de tanto tomar una sopa de letras hecha solamente con z y ahora dormía como personaje de historieta.
"¿Le habrá pasado algo a Fermín? En alguna otra esquina, tal vez los chicos estén, igual que yo, esperando que no le haya pasado nada. Seguramente estarán con frío y ganas de volver a acostarse, igualitos a mí".

Quizás no se dio cuenta, al subirse al ovnibus, que no era Fermín el que lo manejaba; ni eran sus compañeros los jóvenes seres sentados a su alrededor.
Tal vez no haya notado los seis brazos y cinco ojos del chofer o las tres uñas que el niño azul con quien compartía el asiento tenía en cada mano.
Tal vez no se dio cuenta que, al subir, el colectivero pulpo le preguntó cómo estaba en una lengua inentendible.
A lo mejor ni siquiera notó que, a las pocas cuadras de arrancar, el ovnibus se elevó más allá de los edificios.
¿Se habrá dado cuenta que el colectivo espacial frenó en Marte, Jupiter y Saturno?
¿Será que apenas subió el primer escalón ya se había quedado dormida?

¿Tal vez haya sido esa la causa de que no recuerde nada de su viaje interestelar?
¿O simplemente se habrá olvidado?
¿De verdad no se acuerda nada de nada de su viaje en el maravilloso ovnibus?

Afuera hace frío. Hoy es domingo, y quizás Malena no tenga ni la menor idea de que ayer estuvo flotando dormida, aunque no en sueños, entre Neptuno y Plutón.


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