miércoles, 13 de octubre de 2010

Enojo y debate interno. ¿Qué le conviene a un escritor?

Esta madrugada estuve bastante enojado con lo que la televisión andaba diciendo: “La realidad supera a la ficción.” No solo lo cliché de la frase me causaba arcadas lingüísticas, sino que el contenido me destrozaba internamente.

¿De verdad aquel periodista podía creer que la realidad iba más allá de las posibilidades de la ficción? Quise creer que solamente lo dijo porque se dio un hecho histórico, sin precedentes, por lo dificultoso que parece haber resultado el rescate de los vecinos hartos (de alegría, de algarabía, de playas frías, etc.).

Quise creer que el hecho de que se haya dado algo que podría pasar en una novela de final feliz, no sea la verdadera razón para creer que la realidad puede, de alguna manera, superar a la ficción.

En su momento quise creer eso.

Ahora estoy pensando que es bueno que la gente crea que la realidad puede superar los infinitos universos ficticios. Es bueno porque la gente no se va a encargar de intentar introducirse en las posibilidades que la ficción ofrece: no voy a tener competencia.

Volví a entristecerme. El hecho de no tener competencia no es suficiente. Ahora que me doy cuenta que los medios anden diciendo esto es malo. Muy malo. La gente va a preferir mirar la realidad, se va a perder lo ficcional y nadie me va a leer. Es malo. Muy malo.

1 comentario: