martes, 23 de abril de 2013


En un tono más oscuro, por favor. Pero mantenémelas prendidas las luces, mantenémelas.
Enfocame ahí en la biblioteca. Acerca el plano, bien ahí.
Esa es.
¡Ahora abrí el balcón, dale, dale!.
Mira la niebla, mirala ¡dale pendejo!
Respirala.
Olela.
Saboreala.
No la esperes.
Andá a buscala, ¡dale! Salta a por esa nube bajita, dale.
Y así fue como se cayó el camarógrafo que desde el espejo me gritaba.

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