ayer el miedo vino a buscarme
tocó el timbre
dos veces
y, antes de que me acercara a abrirle,
pasó.
me miraba atentamente
la nariz
como si allí residieran mis únicas posibilidades de escape.
me tocaba dulcemente
las manos
queriéndome calmar
logrando, en cambio, que mi piel no dejara de tiritar.
-Me preguntas y sólo/siempre obtienes, miedo amado, lo que quieres conseguir:
respuestas educadas,
respuestas atentas
y adecuadas.
No te quiero discutir, miedo amado, no te quiero enfrentar.
no me atrevo.
quizás pueda saltar, morir, llorar
algún día
sí.
lágrimas con lagañas,
sin patrañas
sentado en la cama
la cabeza en la cama
llorar llorar llorar
lunes, 15 de octubre de 2012
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